Debut

- Hola. Cómo llueve, vaya tormenta de verano. Espero llegar a tiempo.

- Un poco tarde… pero aún quedan veinte minutos. Van empate a cero. Venga, deja el paraguas aquí y siéntate.

- Uy, qué casa más mona tienes.

- Bueno, es pequeña, pero es mía. Esa es la cocina y allí el baño. Esto que ves es casi todo.

- Me parece acogedora, aunque yo pondría ahí unas cortinas… A cero dices… entonces no han marcado todavía ningún gol que valga doble.

- Cielo, es el primer partido del Mundial. Es liguilla. No hay partido de vuelta.

- Yo creía que en un Mundial, valían más los goles… ¿no?

- No, no valen doble, ni hay tiros de tres.

- Ja, ja. Listo ¿Crees que no sé distinguir el balonmano del fútbol?

- Vale, cojonudo… Era broma… anda, deja de pasar por el medio y siéntate aquí.

- ¿Te gusta la minifalda que he encontrado en Zara? 59 euros. Una suerte, era la última de mi talla. Por eso he tardado un poco más.

(Tiro al palo de los amarillos).

- Uf…

- ¿Qué pasa? ¿no me queda bien?

- Sí cielo, te queda muy bien. Siéntate y vamos a verlo terminar juntos.

- Sabía que te gustaría. Además con esta blusa, queda perfecta.

- Estás guapísima. ¿Me traes un botellín de la nevera? Y otro para ti, si quieres. De los del final, por favor.

- Uy, ya llevas cuatro…

- Es que entre las palomitas y los nervios se me seca la boca.

(Ocho minutos para el final. Sigue el empate).

- Entonces… ese sí puede tocar el balón con la mano.

- Sí, claro, es el portero. ¿Ves? va vestido distinto a los demás

- Pues que se lo den siempre y así no se lo quitan los de amarillo.

- No pueden.

- ¿No se pude dar el balón a nuestro portero?

- Si, pero no siempre.

- ¿Cuándo?

- Déjalo, no es fácil de explicar ahora.

- No lo entiendo.

- Es igual, luego te lo cuento, al final. Oye, la otra noche en el pub me dijiste que te gustaba el fútbol y que entendías mucho.

- Claro que sí. No todos los detalles, pero sé cuando es gol, que es lo más importante, ¿no?

- Cierto.

- Eh, ¿y ese por qué la coge con la mano si va vestido igual que los otros?

- Está el juego parado. Han pitado fuera de juego.

- ¿Fuera de juego?

- Mira, eso es más complicado que lo otro, cariño, te lo cuento luego también.

- Vale, al final.

- Sí, luego.

- Otra vez han pitado fuera de juego, ¿verdad?

- No, ahora han pitado saque de banda.

- Ah, pues no es lógico. Pensé que si el balón se iba fuera del campo era fuera de juego, porque está afuera, ¿no?

- No, no es así… déjalo… Podías ir a por otra cerveza. De las del final, final del todo. La otra estaba caliente.

- Voy… pero, oye… ¿cómo distingues los pitidos?, ¿cómo sabes si pita fuera de juego o fuera de banda?

- A ver… sonar suena igual, es el mismo pitido, pero depende de dónde esté la jugada. Y no me preguntes quién es la jugada.

- Y el que hace señales con la bandera… sí, ya sé… vale, vale… luego me lo cuentas.

(Cuatro minutos para el final. Penalty en contra).

- Oye, ¿tu novia de antes entendía mucho de fútbol?

- No, no mucho.

- Pues a mí va a encantar compartirlo contigo. Entonces, nunca veíais partidos juntos…

- No, nunca… ¡Bien…!

- ¿Bien…? ¿No quieres que hablemos de ella?

- No, no es eso, es que lo han fallado.

- Ya. O sea, que no te importa hablar de ella.

- No, no me importa.

- Y… ¿qué hacía ella cuando había partido?

- Joder.

- ¿Follabais? Uy, qué competencia… me voy desnudando entonces…

- No… joder, joder, joder. Que no me dejas verlo tranquilo.

- Bueno, bueno… pues me callo.

(Tiempo de descuento. Último corner a favor. Sube a rematar hasta el portero).

- Entonces… por eso la dejaste ¿no? ¿O te dejó ella? No me extraña, con tanto fútbol y sin tener ni idea, seguramente se aburría…

- ¡Sí! ¡Sí, sí, sí…!

- ¿Qué pasa…? ¿adónde vas…? ¿qué buscas?

- El móvil. Voy a llamar a mi ex a ver si se le ha pasado y quiere venir a celebrarlo, ah, y toma, tu paraguas.

- ¿Me echas?

- Cielo, no, no es expulsión. Sales tú, a pesar de la delantera, y entra ella. No te enfades… es un cambio de última hora para perder tiempo… o para ganarlo, bueno, no sé, mira… mejor que te lo explique otro. Hala, adiós bonita.