domingo, 23 de agosto de 2009

Bienvenidos al Norte

Contra lo que pueda parecer a priori, el hecho de que me suene el despertador a las cinco y media de la madrugada suele ser una buena noticia. Las tres o cuatro veces en mi vida que me he levantado a esas horas ha sido para irme de viaje (los madrugones en la mili para entrar de guardia no cuentan), y no tiene nada que ver madrugar para trabajar que hacerlo para irte de vacaciones.

A las seis y pico de la mañana el primer día de agosto (sábado por más señas) parece que Madrid entero duerme. La M-40 está prácticamene desierta y llegas al aeropuerto muy rápidamente. Pero de repente entras allí y resulta que está lleno de gente. Como si todo Madrid se dividiera en dos: los que están durmiendo y el resto, que está en el aeropuerto. Por suerte, con KLM facturamos online, por lo que ese trámite habitualmente largo y pesado se hizo muy llevadero y pronto estuvimos ya en la zona de embarque desayunando tranquilamente mientras esperabamos la hora del vuelo.

Madrid-Estocolmo, con escala en Amsterdam. Es un coñazo lo de hacer escala, pero si con ello te ahorras unos cien euros en el precio del vuelo, y encima la escala es de solo una hora de duración, compensa. Definitivamente, Amsterdam es el aeropuerto no español que más he visitado. Contando este viaje, he pasado por allí ya seis veces, aunque la mayoría ha sido para hacer escalas.

Todos los vuelos llegaron bien y a su hora. Por tanto, a las dos y media de la tarde estaba en Estocolmo. Una ciudad preciosa a la que llevaba muchísimo tiempo queriendo conocer. La capital de Suecia. Mi primer contacto con Escandinavia. Ya desde el avión me emocionaba viendo desde la ventanilla los verdes paisajes y los lagos de los alrededores de Estocolmo. Nada más llegar al Hotel, dejar las maletas en la habitación y bajar a dar una vuelta con ansia, pues al día siguiente nos íbamos y tenía ganas de ver un poco la ciudad, aunque sabía que al final del viaje tendría cuatro días para conocerla a fondo.

Un paseo por Gamla Stan (la parte más antigua, totalmente medieval) absolutamente encantador y a eso de las seis y pico de la tarde el madrugón, el cansancio del viaje y el largo paseo me pasaron factura. Así que a eso de las siete nos metimos a un sitio a cenar. Creo que nunca en mi vida había cenado tan pronto.

Al día siguiente tomamos otro avión. Estocolmo-Kiruna, un viaje de hora y media en el que cruzamos toda Suecia, de Sur a Norte. Kiruna me gustó mucho y no se porqué, ya que no tiene nada especial objetivamente hablando, pero tiene un encanto que no se describir. La vista desde la habitación del hotel era impresionante, con el lago y esa luz tan especial que tienen los atardeceres árticos en verano.

En Kiruna empezabamos el viaje en coche. Allí tenía que recoger el coche con el que recorrería todo el norte escandinavo, y allí también tenía que devolverlo once días después. Nos levantamos y a las nuevo de la mañana me fuí a la oficina de Hertz, que estaba pegada al Hotel. Pero la oficina no era tal, sino que llamabas al timbre y una voz te contestaba, y tenías que hablar con él así por el telefonillo. Dije que veía a recoger un coche que había reservado y bajó una chica. Me entregó las llaves del coche, pero no eran llaves sino una tarjera que había que introducir para el contacto y con la que también se abrían las puertas. El coche era un Renault Scenic, estaba bien.

Las pasé putas para ponerme en marcha. Todo en el coche me era desconocido y no entendía nada. Cuando me enteré por fin de como arrancar con esa tarjeta, no conseguía meter la marcha atrás. Probaba apretando la palanca y nada, subiendola y nada. Un cuarto de hora intentando en vano meter la marcha atrás. Incluso me puse a leer el libro ese con las instrucciones del coche (en sueco, claro), pero no me enteré. Finalmente decidí salir y pasar la vergüenza de ir de nuevo a la oficina a preguntar eso. Le dije al del telefonillo que bajase alguien, que tenía un problema, y me dijeron que vale, que ahora bajaban. Me senté a esperar dentro del coche y entonces descubrí que levantando una arandelilla que había debajo de la empuñadura del cambio de marchas, entraba la marcha atrás. Así que una vez conseguido, me largué sin esperar que llegase nadie.

De Kiruna a las Islas Lofoten, que era nuestro primer trayecto, hay algo menos de 500 kilómetros, pero son casi ocho horas de viaje. En esas carreteras no se puede ir a más de 90, allí las multas son severas y te multan con ir a 91, no como aquí que puedes pasarte 30 kms. y no pasa nada. Además, 90 es muy optimista. Hay grandes tramos en que se limita a 70, y luego cada vez que llegas a un pueblo te tienes que poner a 50. Y se pasa por muchos pueblos. Total, que ocho horas de viaje, paradas aparte.

Cuando llevamos dos horas de viaje decido parar. Aunque tenía gasolina de sobra, pero paré para comprar agua (hacía calor, 25º, no era esto lo que yo esperaba a esas alturas del hemisferio). Así que paré en una gasolinera para entrar en la tienda, y al ir a poner el freno de mano descubro horrorizado que no está. Otra vez un cuarto de hora buscando el freno de mano, leyendo el libro... hasta que por fín lo descubrí de casualidad. Una especie de palanca que había a la izquierda, al lado del volante, esa mierda era el freno de mano.

En fin, el viaje fué largo pero muy bonito. Espectacular paisaje. Las Islas Lofoten son una maravilla. Islotes muy montañosos, muy verdes, con el mar ahí. Un paraíso. En otro pais sería utópico poder recorrerlas en coche, pero estamos en Noruega, y allí han unido todas las islas por carretera mediante puentes acojonantes y túneles asombrosos, algunos de ellos pasan por debajo del agua, no me pregunteis como, pero así es.

Al final, a eso de las siete de la tarde llegamos al destino. Habíamos reservado una rorbu (cabaña de pescadores noruega, acondicionada para el turismo) en Hamnoy. El lugar era una maravilla, y la cabaña nos gustó muchísimo. Muy típica y rústica, pero con todo lo necesario, cocina, ducha, dormitorio, salón, y todo de madera. Muy bonito.

Allí estuvimos tres días instalados. Bueno, el dia que llegamos y dos más. En ese tiempo recorrimos las islas y no paramos de asombrarnos. Vimos playas increíbles, como la de Ramberg (parecía una playa del Caribe en pleno Ártico), pueblos preciosos, de cuento, como Reine y A. Si, hay un pueblo muy curioso, por bonito, por ser el último de las islas, y por su nombre. Se llama A. Supongo que será la población mundial con el nombre más corto.

El último día fuimos a Svolvaer, la capital de las Lofoten, y allí hicimos un crucero para visitar el Trollfjord (el Fiordo del Troll). Es un fiordo impresionante, muy estrecho. El viaje hasta allí fué muy agradable, tenían un bar en el barco en el que había barra libre de café, nos permitieron pescar (bueno, intentarlo, porque no cogimos nada...), y nos aseguraron que veríamos águilas. Y fué verdad, vimos un par de ellas. Luego, uno de los del barco se puso a dar de comer a las gaviotas, que bajaban a comer de su mano. En fin, una buena experiencia.

Cerramos el día y nuestra estancia en las Lofoten visitando un bar de hielo. El primero de los tres a los que entraría en estas vacaciones. Era un bar lleno de estatuas de hielo, muy bien hechas. Tomamos una copa rápida y salimos de allí, que hacía un frío del copón, pese a que te dan una especie de poncho térmico, pero es igual, tienes frío.

Bueno, os dejo con unas afotos, que siempre valen más las imágenes que las palabras.







Este puente separa la Noruega continental de las Islas Lofoten.





Nuestra cabaña.






Una detalle de la cabaña por dentro.






¿Conoceis un pueblo con un nombre más corto?






En A, en lugar de haber un buzón en cada casa, hay un panel con los buzones de todo el pueblo. Y los buzones están personalizados, cada vecino pone sus nombres con pintura y la mayoría ha hecho algún dibujo. Curioso.






Turismo gastronómico. En Reine me metí este exquisito plato: solomillo de ballena. Muy recomendable si pasais por allí. Restaurante Gummarbua.






¿Haití? ¿Seychelles? No, es la playa de Ramberg, en pleno Océano Glaciar Ártico.






Con la cabaña teníamos barca de remos gratis. Y como después de poner el año pasado fotos mías en kimono ya no me da vergüenza nada, he aquí mi brillante estilo como remero.






Las típicas casas de las Islas Lofoten. Muchas de ellas con hierba en el tejado.






Cuando se hace de noche es precioso, porque no llega a ser nunca noche cerrada. El famoso sol de medianoche es toda una experiencia. La luz y la naturaleza forman un espectáculo idílico. La foto no hace justicia, hay que estar ahí.






Impresionante lo rico que estaba este plato de Bacalao. Y, curiosamente, el restaurante en que lo comí se llamaba así: "Bacalao".






Es cierto, vimos águilas.






Un señor noruego dando de comer a una gaviota en pleno crucero.






En el puerto de Svolvaer venden el pescado según llegan de pescarlo. Más fresco imposible.






En el bar de hielo de Svolvaer hay estatuas de hielo como esta.






Tomando un chupito. Pelado de frío.





En el próximo episodio:
- Tromso, cerveza y fútbol.
- Cabo Norte, llegué más al norte que nadie.
- Karasjok, la capital de los sami (lapones autóctonos)
- Y muchas afotos, unas bonitas y otras en las que hago el ridículo.

4 comentarios:

ALMORTA dijo...

Hola Hijosputas:

Como veis he recuperado fuerza con estas vacaciones.

Magnificas estampas a lo David Cal . Al final vas a ser como Benjamin Button y con 70 años te veo escalando el Himalaya.

Espero que esteis todos por aquí ya y para ello organizaré un futbol ya mismo y así nos vemos, bien en el campo donde podreís volver a deleitaros con mi esbelta figura trazando pases imposibles, bien en el bar donde perderé mi esbelta figura dando cumplida cuenta de los aperitivos.

Un par de apuntes para el inicio de temporada:

- El Barça sin Iniesta no alcanza la excelencia.

- El Madrid con un lateral a lo Alves rompería la pana.

- No tengo pasta para tantos canales.

Un abrazo . Nos vemos .

fernando dijo...

Hola desde Vallecas, Lolo posaste muy bien en la barca para la foto pero creo que no diste ni media remada. Podemos tomar unos botijos el domingo para quien este por el barrio. Un saludo a todos.

Lolowsky dijo...

El domingo a la una retomamos la sana costumbre botijera.

En el Nueva Linea, que supongo que ya habrá abierto. Si sigue cerrado, en los maricas.

¿Os imaginais una final de Champions At. Madrid - Barça en el Bernabeu? Roncero se suicida.

Mañana el sorteo, y el Madrid en el bombo 2. Será la UEFA, que les tiene manía...

kontalante dijo...

Lolo que buena pinta tienes,de verdad que no es un doble?

La verdad es que envidio a todos los que sois personas normales,gente que es capaz de colgar fotos.


Estoy deseando ver esta noche a Ibra.


Estoy deseando leer el ultimo libro
de la premio nobel Sara Mago,tiene
una pinta estupenda.
He podido ojear unas declaraciones
suyas sobre la Dios y son maravillosas,que crack!!!!