El domingo por la mañana estuve viendo por Barça TV un
partido de alevines del Barça contra los del Cornellá. En un momento de la
retransmisión, el locutor dijo que los niños entrenaban tres días a la semana.
Eso me dio que pensar. Niños de once años que entrenan tres días a la semana. Y
supongo que los entrenamientos durarán entre una y dos horas, no creo que más.
Es decir, que en el mejor de los casos entrenan seis horas a la semana. Y
supongo que todo el entrenamiento no será jugar al fútbol, que incluirá
estiramientos, charlas, etc. Así que jugar, jugar, igual juegan cuatro horas a
la semana.
Eso me hizo darme cuenta de cómo han cambiado las cosas con
el tiempo. Cuando yo tenía esa edad, cuatro horas jugábamos en una tarde, no en
una semana. Y es que han cambiado muchas cosas en el fútbol de niños desde mi
(nuestra) época hasta ahora, a pesar de que supongo que tampoco es igual jugar
en el alevín del Barça o de cualquier equipo serio, que jugar en el equipo de
tu barrio. Los que habeis jugado federados desde niños igual no notais tanto
cambio de épocas, pero yo si. No digo que una sea mejor que otra, pero desde
luego los tiempos han cambiado en:
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Porterías: Ahora se juega con porterías
reglamentarias, metálicas, con postes redondos, con redes. Antes, las porterías
más habituales eran con piedras, sin postes ni largueros. Cuando el balón
pasaba cerca de las piedras era o no gol dependiendo de lo que dijera el que
mandaba, siempre que estuviera claro quien mandaba. Cuando había más de un
líder y diferían sus opiniones, solía acabar el partido en ese momento. En caso
de existir porterías, éstas solían ser irregulares, con un poste más alto que
otro, con postes de madera, a veces redondos y a veces cuadrados, y siempre con
astillas o clavos hacia fuera. Redes no
había nunca, salvo que jugaras un campeonato organizado, con árbitro y todo
eso, o sea, en circunstancias muy especiales.
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- Camisetas: Las camisetas de ahora son
transpirables, ligeras, resistentes, todas con número y a veces hasta con
nombre. Por supuesto todos los del mismo equipo juegan con camisetas idénticas.
Antes, si jugábamos de rojo, cada uno llevaba una camiseta con un rojo diferente,
eran camisetas normalmente de algodón, manga larga, una ropa pesada y que no
transpiraba, etc. Y poco importaba que te quedara grande o pequeña, te la
ponías y a jugar. El número, quien tenía la suerte de tenerlo, te lo cosía tu
madre. Mi primera camiseta de fútbol venía sin número, yo me compré un 9 y se
lo dí a mi madre para que me lo cosiera. Yo quería ser Cruyff, que era el 9 del
Barça, pero al final fui Neeskens, porque mi madre se equivocó y me lo cosió al
revés, poniendo un 6.
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Lesiones: Ahora algunos niños se lesionan
jugando al fútbol. Hay un infantil del Barça, Carles Aleñá, que lleva seis
meses lesionado. Yo nunca conocí un niño que se lesionara en mi época. Eso de
lesionarse era cosa de profesionales. Los niños se hacían heridas, las rodillas
desholladas, brechas en la cabeza, cincuenta mil moratones en las piernas, pero
una lesión que te impidiera jugar… nunca. De hecho, lesionarse era algo que
veíamos como algo formidable pero que nunca nos pasaba. Si te hacías daño en
una caída en la muñeca, intentabas que te vendaran. No te dolía ni nada, pero
quedaba de puta madre llevar una venda puesta. En cuanto a las heridas, subirte
a casa a echarte agua oxigenada era una mariconada, lo suyo era echarte agua de
la fuente y seguir jugando.
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- Medias: Ahora todos las llevan iguales pero en
nuestro tiempo era prácticamente imposible que hubiera dos con las mismas
medias, incluso en equipos federados. Las medias antes se llevaban por debajo
de las rodillas, y los más chulos las llevaban bajadas (¿espinilleras? ¿qué es
eso?). Ahora las medias se llevan subidas hasta las ingles, tipo bailarinas del
Folies Bergier.
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- Arbitros: Los árbitros eran uno de los muchos
elementos que solo existían en la tele. Yo creo que hasta los 13 años no jugué
un partido con un árbitro (que seguramente no sería ni árbitro ni nada, pero
tenía el traje). Cuando te arbitraba alguien, le hacías mucho caso y no
protestabas nada. Además, era una persona mayor, o sea que era impensable
protestar. Lo normal era jugar sin árbitro, y no era tan difícil: no había nada
que pitar, salvo que le dieras una patada al dueño del balón o al líder de la
cuadrilla. Ahora es raro ver un partido de niños sin árbitro.
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- Duración de los partidos: Ahora los partidos de
alevines duran cuatro tiempos de 15 minutos. En nuestra época los partidos
eran: ganaba el que llegara a 10 goles. En caso de que fuera perdiendo el
equipo del jefe de la pandilla, se alargaba a 20 o hasta que se hiciera de
noche.
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- Botas: Los que tenían la suerte de que sus
padres les compraran unas botas de fútbol para Reyes, tenían unas botas normalmente
muy duras, que te producían unas llagas de la hostia. Y además, tenían que
durarte tres o cuatro años, aunque tu pie creciera y creciera….
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- Once contra once?: Ahora se juega once contra
once a partir de infantiles. En benjamines y alevines se juega fútbol siete. En
la época de quien escribe esto, podíamos jugar perfectamente seis contra seis,
y tranquilamente quince contra quince. Y si estaba Javi Mauri, siempre iba en
el equipo contrario a petición nuestra. Eso, unido a que los campos no siempre
tenían las medidas reglamentarias, hacía que no abundaran los espacios, y que
el balón siempre estuviera rodeado de un enjambre de niños.
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- Pantalones: Antes, cortos, minishorts. Podías
mear tranquilamente ahuecando un poco el pantalón. Ahora, queda mal que se te
vea la rodilla al correr. Pronto se los pisarán y será normal.
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- Campos: Ahora abundan los campos de césped
artificial en Madrid. Antiguamente, en Vallecas teníamos la suerte de tener
campos de tierra. En el centro de Madrid no había donde jugar. Los campos de
tierra estaban secos, tenían montones de baches, algunos tenían piedras, y
todos se convertían en campos de lodo en cuanto caían cuatro gotas. Si querías
tener las líneas pintadas del área, tenías que llevarte una piedra de cal y
pasarte media hora dándole. Las líneas de banda, muchas veces no existía, la
delimitaba el prado o el camino.
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Regatear: Antiguamente, el jugador bueno era el
que regateaba. Aquel capaz de eludir contrarios era el mejor. Todos los niños
querían regatear y los que no sabían eran los últimos en ser elegidos al echar
a pies. Ahora, si regateas te regañan.
En cuanto a echar a pies, yo no se si se sigue haciendo,
pero no conozco una forma mejor de cuadrar los equipos. Normalmente, echaban a
pies dos cabecillas que querían destacar y ganar al otro, e iban eligiendo a
los mejores. Los que sabían que serían elegidos de los primeros se hacían los
disimulados, mirando al suelo, como sin darse importancia. Los malos, por el
contrario, trataban de hacerse visibles, para ver si eran elegidos. Cuando en
el barrio había un jugador claramente mejor que todos, normalmente siempre
ganaba el equipo en el que él jugaba, por lo que ganar el “echar a pies” para
elegir primero solía suponer ganar el partido, por lo que era fundamental hacer el "monta y cabe".