Adiós, Cataluña

Últimamente el fantasma de la independencia de Cataluña pende sobre nuestras atribuladas cabezas. Una de las regiones más prósperas y más amadas de España nos quiere abandonar. Cataluña, región ingrata, ya no quiere seguir perteneciendo a España, este pais al que cualquier región europea querría pertenecer. Ellos no, ya no valoran lo que les engrandece estar integrados en la gran España. Quieren emanciparse. Nos han pedido el finiquito. Dicen que ya no sienten los mismo, que necesitan un tiempo, que quieren encontrarse a sí mismos. Nos juran que no hay otro, que no es por nosotros, que es por ella. Se nos va....

Y ahora todos nos preguntamos, ¿Por qué? ¿Que hemos podido hacer mal para que quieran irse? Nada. Absolutamente nada. Lo primero que tenemos que tener claro es que no somos culpables. España le ha dado a Cataluña mucho amor. En todas las encuestas, Cataluña siempre ha sido elegida la región española más querida en el resto de la península. ¿Acaso alguien ha escuchado alguna vez algo contra Cataluña en las conversaciones de metro, en los bares, en las tertulias? Yo, desde luego, no. Escuchar un insulto contra los catalanes es algo que mis oídos no conocen, ni siquiera un chiste o un chascarrillo, nada. En toda mi vida solo he escuchado frases de admiración hacia los catalanes. Máximo respeto. Y qué decir sobre el idioma!!! es salir en la tele alguien hablando en catalán y automáticamente en todos los hogares españoles suben el volumen admirados, y los comentarios siempre son favorables: “Que bien suena el catalán, ojalá supiese yo hablarlo”, o “Me parece fantástico que en Cataluña fomenten su lengua, es engrandecer la riqueza cultural de España”, son comentarios habituales que se escuchan en cualquier casa de la meseta a la hora de la cena mientras se escucha hablar a Mas, Rovira o Guardiola.

Y ellos, ay, ¿como nos pagan tanta devoción? Queriendo abandonar a quienes tanto hemos hecho por ellos. Pues ya está bien. No hay que sentirse culpables. Nos abandonan pero debemos mantener la dignidad. Si no nos quieren, que se vayan bien lejos. No les necesitamos. Ellos en cambio, ya se darán cuenta de lo que han perdido, ya... dentro de un tiempo nos echarán de menos, querrán volver, pero se encontrarán con nuestra más absoluta indiferencia.

 

 

 

 

Olvidemos el amor que todos sentimos por aquellas tierras y seamos pragmáticos. ¿Que perdemos nosotros con esta escisión?

Vamos a ver, de entrada perderemos un montón de medallas en los juegos olímpicos. Gasol, Navarro, el otro Gasol, el del taekwondo, Mireia Belmonte, la natación sincronizada, la mayoría de los y las waterpolistas, Saul Craviotto, el equipo de hockey completo.... también podemos olvidarnos de eurocopas y mundiales de fútbol, ya que no tendremos a Jordi Alba, Piqué, Puyol, Xavi, Busquets, Cesc.... pero estas cosas no son tan malas, porque entonces empezará a crecer el deporte español, que hasta ahora estaba focalizado en Cataluña. Las inversiones que antes se hacían en piscinas, clubs de tenis, etc. en Cataluña, ahora se harán en el resto de España, y dentro de unos años recogeremos los frutos. Y otra cosa: ¿No sería maravilloso enfrentarnos a Cataluña en competición oficial y machacarlos? Ese placer nos compesará con creces. Por último, no olvidemos nunca, que seguimos teniendo a Casillas.

¿Qué más perdemos? Bueno, un puñado de artistas, músicos, personajes de diversas profesiones de prestigio: Dalí, Miró, Tapies, Gaudí, Montserrat Caballé, Ferrán Adriá, Serrat, Llach, Pau Casals, el doctor Barraquer, Narcis Monturiol etc. a partir de ahora ya no serán españoles ni se estudiarán en las escuelas como españoles. Vale, y que? Espacio que queda para los verdaderos artistas castellanos. Y si no salen muchos, mejor, más trabajar y menos perder el tiempo en dibujitos y tontás.

Pero ahora viene lo bueno. ¿Que ganamos? Esta es la parte magra del asunto. Así de primeras, sin pensar mucho, se me ocurren un montón de cosas. A saber:

• El último de la fila dejará de ser un grupo español. Con lo que la calidad de la música española automáticamente crecerá.
• Dejaremos de ver, escuchar y leer a Salvador Sostres, que pasará a joder únicamente las mentes de sus paisanos.
• El Real Madrid, que como todo el mundo sabe fue fundado por un catalán, el señor Padrós, a partir de ahora será un club fundado por un extranjero de Cataluña. Qué diferencia con el Barça, fundado por un suizo.

 

• Dejarán de ser españoles Jorge Javier Vázquez, Leticia Sabater y Jordi Hurtado.
• A partir de ahora, la historia no dirá que fué un español quien asesinó a Trotsky, a partir de ahora fué simplemente un catalán.
• Personajes tan indeseables y nocivos como Nina y Ángel Llácer dejarán de aparecer en nuestras televisiones, salvo que lo hagan ocupando plaza de extranjero.
• El Barça ganará la liga de su pais todos los años, con lo que en breve superará en títulos al Madrid.
• El Español dejará de jugar también la liga española, con lo que el Madrid centrará todo mi asco, asumiendo también el pedazo de odio que ahora ocupa en mi el Español.
• Dejaremos de ver el anuncio de Freixenet cada Diciembre. A partir de ahora será un producto de importación, subirá de precio, dejaremos de comprarlo y no tendrán dinero para esos anuncios insoportables.
• Nos tendrán que conceder la Olimpiada a la fuerza, porque la única que teníamos dejará de ser nuestra, y no puede ser que un pais tan importante no haya celebrado ninguna Olimpiada.
• Subiremos nuestra puntuación en Eurovisión, ya que Cataluña, como ahora hace Andorra, nos dará siempre los doce points.

Así que ya veis, ningún problema, pongamos una gran alambrada con pinchos en toda la frontera catalana para que no puedan entrar cuando se arrepientan de haberse ido. Que nos miren desde sus campanarios con envidia, y cuando quieran ver toros que se vayan a Nimes.